12 de Noviembre de 2023
red43-canal |

Bailando entre el dolor y la esperanza: La historia de Graciela Avilés

Graciela Avilés, conocida por muchos como la incansable defensora en el Concejo de las Mujeres, es mucho más que una activista. Su historia de vida es un testimonio de amor y dedicación a su familia y a la comunidad.

Escuchar esta nota

 

Por Lelia Castro

 

Nacida en el corazón de Esquel, Graciela Avilés creció en un barrio que se convirtió en su refugio y su fortaleza. Su infancia estuvo marcada por la pérdida temprana de su madre, un golpe que la acompañaría toda la vida. Criada por su hermana mayor y su padre, aprendió desde joven el valor de la familia y la importancia de cuidar a quienes amamos. “Así que tuve una infancia dolorosa en ese sentido, porque criarse sin mamá es doloroso toda la vida, es como que caminás rengo por la vida”, afirma.

 

“Nos crió un poco mi hermana, porque ella tenía 14 años y nosotros éramos más chiquitos, yo tenía 6 años, ella se ocupaba de llevarnos a la escuela, el rol de mamá realmente. Entonces cuando ella muere, es como que se hubiese muerto mi mamá dos veces, fue muy doloroso para todas nosotras en la familia”.

 

La adolescencia la llevó a explorar diferentes caminos, desde la búsqueda de su vocación hasta la elección de su profesión. Aunque su trayectoria académica la llevó por diversas carreras, Graciela encontró su verdadera pasión en el ámbito cultural. Su compromiso con la educación no formal y los talleres culturales la distinguió, demostrando que la enseñanza va más allá de las aulas.

 

A los 40 años, la vida descubrió a Graciela con el regalo más preciado: su hijo Jeremías. Aunque inicialmente fue un shock, la maternidad se convirtió en una fuente de alegría y transformación. Equilibra su activa vida laboral con la crianza de Jeremías, creando recuerdos y compartiendo momentos que atesorará para siempre.

 

Pero disfrutándolo siempre, vivimos los dos solos con Jeremías y hacemos muchas cosas juntos, él toca en una orquesta y yo voy a todos sus espectáculos soy la primera fan, hacemos pijamada, salimos, caminamos, vamos de viaje. A pesar del trabajo, buscamos el espacio para compartir, disfrutamos mucho, cocinamos, tenemos grandes charlas, creo que soy una mamá presente”.

 

Su papel en el Concejo de las Mujeres no ha sido fácil. Desde lidiar con tragedias hasta desafiar estereotipos, Graciela ha sido una voz valiente en la lucha contra la violencia de género. Su enfoque en la empatía y el respeto ha transformado el concejo en un espacio inclusivo, acogiendo tanto a mujeres como a hombres que buscan apoyo.

 

El Concejo cambió, no es de las mujeres, sino también de géneros y diversidades, porque la violencia está en todos los lugares, entonces es un lugar de escucha. Y a los hombres les cuesta más que a nosotras decir lo que les sucede, por esto de los estereotipos, los roles de los varones que tienen que ser fuertes, que no tienen que llorar, que no pueden decir que la están pasando mal”.

 

Sin embargo, el peso emocional de su trabajo se hizo evidente cuando se enfrentó a un femicidio. Las imágenes impactantes la llevaron a replantearse su capacidad para continuar, pero la terapia y su amor por el baile la han ayudado a mantenerse fuerte.

 

Ahora yo creo que le encontré el punto hasta dónde tengo que involucrarme, derivo mucho, más allá que las personas siguen llegando, se les otorga mucha confianza, es un espacio que pasan, nos tomamos un té o un café, charlan, le pongo la oreja, llegan ellas no las voy a buscar yo y he ido aprendiendo también. Entonces creo que sobre todo es escuchar, escuchar lo que ellas necesitan”.

 

 

Graciela encuentra en el baile una vía de escape, un espacio donde sublima el dolor y la tragedia que enfrenta diariamente. Su participación en la Fábrica de Arte no solo es una expresión artística, sino también una terapia sanadora que le permite ser ella misma, reír y homenajear a quienes ha perdido, ya que según sus sobrinos, baila igual a su hermana.

 

Al final, Graciela Avilés nos deja un mensaje de amor, fortaleza y gratitud por la vida. Su historia nos invita a luchar por nuestros sueños, a disfrutar el momento ya demostrar amor a quienes nos rodean, “luchen por los sueños, que disfruten el momento, porque hoy estamos y mañana no sabemos si vamos a estar; que nos abracemos, que nos demos amor, decirles a nuestros hijos que los amamos, a nuestros amigos que compartamos, porque la vida es un abrir y cerrar de ojos, y yo lo viví. Entonces no quiero que nadie le pase esto y diga ‘no disfruté de tal cosa’, la vida hay que disfrutarla y demostrar amor por las personas”, reflexiona.

 

Detrás del rostro público del Concejo de las Mujeres, encontramos a una madre, una trabajadora, y una mujer que celebra la vida en todas sus formas, además “alguien que no siempre anda combatiendo a todo el mundo en la vida, porque a veces muchos creen que soy re combativa, pero en realidad soy una persona muy alegre, me gusta mucho divertirme, cantar, bailar y disfruto mucho la vida”, asegura.

 

La historia de Graciela es un recordatorio de que, incluso en medio de la oscuridad, podemos encontrar la fuerza para bailar bajo la luz de la esperanza.

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error